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La introducción de agentes de inteligencia artificial en el sector sanitario representa una evolución significativa en la forma de gestionar la información clínica y optimizar los flujos asistenciales. Estos sistemas son capaces de ejecutar tareas automatizadas, como revisar series temporales, preparar resúmenes previos a consulta o integrar datos clínicos de distintas fuentes y ofrecer al profesional una visión más organizada y accesible. 

Los agentes de IA se están incorporando a hospitales como herramientas que automatizan tareas, sintetizan información clínica y facilitan la toma de decisiones. No sustituyen al profesional, porque no tienen criterio clínico y requieren supervisión continua según las guías internacionales. 

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Automatización de tareas

Automatizan tareas como recopilar datos, revisar informes o preparar resúmenes evolutivos. 

Combinación de IA y servicios

Funcionan combinando IA generativa, planificación automática y conexión segura con sistemas clínicos. 

Supervisión humana

No diagnostican: requieren supervisión humana obligatoria según OMS, UE, EMA y FDA. 

Reducen tiempos

Reducen carga asistencial y mejoran el acceso a información crítica. 

Cada vez es más frecuente que en hospitales y consultas se empiecen a evaluar herramientas de inteligencia artificial cuyo comportamiento va más allá de un chatbot. Se trata de los agentes de IA, sistemas capaces de organizar información, identificar patrones relevantes y ejecutar tareas secuenciales que antes recaían íntegramente en el profesional sanitario. 

Su uso es especialmente prometedor en entornos con alta carga informativa, como la medicina interna, la atención primaria o los servicios de especialidades con flujos diagnósticos complejos. Sin embargo, lejos de actuar como sustitutos, su objetivo es descongestionar el trabajo operativo y permitir que el profesional dedique más tiempo al análisis clínico, al paciente y a la toma de decisiones. 

La OMS define este tipo de tecnología como un mecanismo de apoyo que debe funcionar “bajo supervisión humana significativa” y nunca asumir autonomía clínica [1]. 

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De los asistentes a los agentes: una distinción clave para entender su valor 

Los asistentes de IA habituales —como generadores de texto o sistemas conversacionales— responden a preguntas y generan información. 

Los agentes, en cambio, actúan dentro de un proceso clínico, por ejemplo: recorriendo historiales para extraer información relevante, comparando series de mediciones, ordenando informes previos, o generando una síntesis cronológica de la evolución de un paciente. 

La Comisión Europea clasifica estos sistemas como “alto riesgo” cuando intervienen en procesos sanitarios, lo que obliga a reforzar la transparencia, la trazabilidad y el control clínico [2]. Esto garantiza que su uso esté limitado al apoyo operativo, sin capacidad de interferir en la decisión médica. 

Una tecnología comprensible: cómo funciona un agente de IA en lenguaje médico 

Aunque su arquitectura combina varios elementos avanzados, puede explicarse de forma clara para cualquier profesional sanitario. 

1. Modelo de lenguaje 
Es el componente encargado de interpretar instrucciones, transformar grandes cantidades de texto clínico y generar informes ordenados. La OMS recomienda que estos modelos sean evaluados en profundidad en términos de sesgos, seguridad y calidad de salida [1]. 

2. Sistema de planificación (“planner”) 
Es el mecanismo lógico que descompone una tarea compleja en pasos: buscar información, seleccionarla, compararla y redactar un resultado útil. La EMA subraya que estos procesos deben estar documentados y ser auditables [3]. 

3. Conexión con los sistemas clínicos 
Para integrarse con la práctica sanitaria, el agente utiliza estándares como HL7 o DICOM, y solo accede a la información necesaria. La FDA exige que esta interacción quede registrada y controlada para evitar comportamientos no supervisados [4]. 

Esta arquitectura permite automatizar trabajo operativo, sin otorgar capacidad clínica independiente al sistema. 

Aplicaciones más frecuentes en hospitales y centros de salud 

Los agentes de IA se están evaluando y aplicando ya en múltiples áreas donde el volumen de datos es elevado y la repetición de tareas es constante. Entre las más habituales: 

  • Preparación previa a consulta 
    Antes de que el paciente entre en la consulta, el agente puede revisar resultados de laboratorio, informes recientes o medicación activa y elaborar una síntesis para el profesional.
  • Seguimiento de pacientes crónicos 
    En patologías con evolución prolongada, el agente puede detectar tendencias, extraer cambios relevantes o sugerir revisiones cuando identifica patrones que requieren atención.
  • Investigación biomédica y análisis de datos 
    Muchos servicios utilizan herramientas basadas en IA para integrar información procedente de diferentes estudios, cohortes o bases clínicas internas, facilitando análisis longitudinales y la preparación de informes preliminares.
  • Procesos administrativos y gestión clínica 
    La automatización de tareas no clínicas —como la revisión de listados, la priorización de pruebas o la preparación de documentación— está reduciendo la carga administrativa en varios centros.
  • Estos usos ilustran una tendencia clara: no se delega la decisión médica, sino el trabajo pesado de organización y análisis de la información

Supervisión humana: el elemento irrenunciable de la IA en medicina 

Las autoridades internacionales coinciden en que la IA aplicada a salud debe estar bajo supervisión clínica permanente. 

  • La OMS exige que el control humano sea central y operativo, especialmente cuando la IA interviene en procesos asistenciales [1].
  • La Comisión Europea, en el AI Act, obliga a que estos sistemas sean auditables, explicables y utilizados por personal formado [2].
  • La EMA indica que la IA puede apoyar el ciclo del medicamento, pero nunca reemplazar la decisión profesional en investigación, desarrollo ni práctica asistencial [3].
  • La FDA establece que todo sistema de IA ligado a decisiones clínicas debe incluir supervisión humana obligatoria y trazabilidad [4]. 

El mensaje es claro: la IA no sustituye al profesional; lo necesita para operar y para aportar valor.  

Los agentes de IA ayudan a manejar la complejidad del dato, no a tomar decisiones clínicas: limpian el camino para que el profesional pueda centrarse en lo verdaderamente importante.

Los recursos y funcionalidades mencionados en este sitio web no han sido desarrollados, financiados, promovidos ni validados por Sanofi. Sanofi los recopila y describe en Campus IA con fines puramente ilustrativos, y no se responsabiliza de la exactitud o integridad de la información resultante de su uso ni de las opiniones expresadas sobre los mismos. Es responsabilidad del profesional sanitario asegurar el uso adecuado y la supervisión de los resultados obtenidos a través de la inteligencia artificial, así como verificar la veracidad de la información y la interpretación de las opiniones de los expertos. La inteligencia artificial no debe sustituir el juicio humano del profesional sanitario, sino complementar el ejercicio de su profesión.

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Referencias
  1. Organización Mundial de la Salud (OMS): Principios éticos y guías sobre IA en salud.
  2. Comisión Europea: AI Act y directrices sobre sistemas de alto riesgo aplicados a sanidad.
  3. Agencia Europea del Medicamento (EMA): Documento de reflexión sobre IA en el ciclo de vida del medicamento.
  4. Food and Drug Administration (FDA): Guías sobre IA/ML aplicada a dispositivos y software médico.